Dejo temprano el cibercafé de Osaka para caminar los treinta y tres kilómetros hasta Kobe, unas siete horas más o menos de paseo por zonas urbanizadas ininterrumpidas que unen ambas ciudades. Kobe es una ciudad agradable, con interminables galerías comerciales que unen las estaciones de Sannomiya y Motomachi, y continúan más allá, con un mercado de discos y libros antiguos ubicado debajo de las vías del tren. También cuenta uno de las famosas chinatown de Japón, la segunda en extensión después de la de Yokohama. Quizás el emblema de la ciudad, aparte de la que se dice ser la mejor carne del mundo, sea la torre de Kobe, ubicada en el puerto. Por último, visito los enormes centro comerciales y parques de la moderna área de Harbor Land, con todo tipo de tiendas, restaurantes, tiendas oficiales de franquicias de anime o incluso del Fútbol Club Barcelona.